Empatía

Abres la puerta con las llaves que te di hace ya dos semanas, para demostrarte toda la confianza que puedes depositar. Me besas, te sientas, no quieres beber y yo me sirvo un ron. Son las cuatro de la mañana y a pesar de estar al otro extremo de la ciudad, me vine a casa apenas me llamaste. No te veía hace dos semanas, desde el día que te pasé las llaves y que esperaba, las ocuparas antes. Vienes a mi pieza, te sacas los zapatos y te recuestas. Yo te sigo con el ron en la mano y me siento a tus pies, como he estado desde que te conocí. Me acuesto en tu pecho y te oigo respirar. Me tocas la espalda y me besas. Tu corazón se agita y decido que es el minuto de desvestirte. Te saco los zapatos, los calcetines, desabrocho tu bluejean y te rozo, erecto. Bajo tus calzoncillos y ahí lo siento. Siento el olor. Me impregna la nariz y me cala el corazón. Me destroza la mente. Tu olor, tu olor, maldita sea, dónde está tu olor?. Siento el olor a fluidos vaginales, siento el olor de tu pene recien ocupado, siento el olor de una pasada penetración, siento el maldito olor de una eyaculación dentro de otra. Lo ignoro. Me trago el orgullo y te doy el sexo oral que tanto te gusta. Me desvisto y apago la luz, ojalá no notes el mordisco que tengo en mi pezón derecho. Te hago el amor como nunca.