domingo, diciembre 31, 2006

2666




Recuerdo el día exacto que llegaste a mi casa. Estabas mojado, con las gafas empañadas y tu corazón empapado del invierno triste de Sonora. Pasaste y estabas incómodo, no sabías qué demonios hacías en la casa de una mujer que habías visto sólo una vez en ese mismo lugar, hace más de tres años. Yo te traje una cobija y un café cargado. Sacaste un cigarrillo, no me ofreciste, y comenzaste a extraerle el alma a cada filtro. Al cabo de un rato estábamos tirados en la alfombra revolviendo las cajas de cassettes quebrados y escogiendo a los mejores. Tú siempre querías oír a los Pistols, porque en ningún otro lado se te permitiría este gusto musical. Yo siempre quería escuchar a Los Clash. Nos tomamos un whisky y te metiste en mi cama. A la mañana me preguntaste qué habíamos hecho. Te dije que hicimos el amor y que lloraste en el acto. No te avergonzaste. Fue la primera mentira que te dije, Roberto, aún no sé porqué lo hice, ya que ésa vez, dormí al lado toda la noche con tu mano tomada.
Llegaste con el manuscrito de Los Detectives, que en ese entonces no eran Salvajes, sino Visceralistas y al avanzar en las hojas me di cuenta que cada página te chupaba la sangre y te quitaba cada centímetro de tu alma. Al terminarlo supe desde entonces que serías para siempre el hombre más solo y más triste de la tierra, y me sorprendí que siguieras con vida.
Después vino tu encierro, escribías día y noche sin parar de fumar, ya no bebías, ya no comías, cada minuto era sacro, cada palabra la escribías en la mitad del tiempo que se ocupa normalmente. Ahí te detuve: Roberto, esto te está matando. Me clavaste una mirada que me perforó. Me sentí tan tonta. No, Valentina -me dijiste- esto no me está matando. Y mi hígado tampoco. Los dos lo sabíamos, los dos lo supimos desde que llegaste empapado. Mi corazón lloró. Mis ojos te amaron tanto. Te ofrecí un cigarro y tú lo rechazaste, besándome hasta partirme. Lloré y no lo notaste. Lloré por los dos, y siempre supiste que lo haría.
No quise ir a tu funeral. Habías muerto tantas veces. Yo volví a Chile y salté de cama en cama, como te contaba siempre desnudos en mi cama. Y tú reías. Y tú reías tanto de lo Puta que era.
Ayer fue mi cumpleaños. Celebramos con whisky y comida mexicana. Se acercó mi hermana, me pasó una caja de zapatos y me susurró: con esto se te solucionaran un par de problemas. Lo abrí. 2666, el libro que nunca te mató, las letras que nunca acabaron con tu hígado. Te recordé con tus gafas empañadas una vez más.
Ni siquiera podemos disponer del fin, Roberto, ni de la vida, ni de la muerte, ni de nosotros mismo. Es un préstamo, me decías. Todo es un préstamo. Lamento que la ingrata vida te haya cobrado antes de lo que habías dispuesto. Lamento realmente, que no se haya aguantado hasta la fecha en que por ti mismo le devolverías todo: el 26.6.6. De nada tenemos el control, Roberto, de nada. Ni siquiera del olvido.

14 ni un aporte:

Anónimo dijo...

Yo me sorprendo, me sorprendo cada vez más...y porque cresta esto no me sale a mi si a veces quiero decir las mismas cosas. En fin.
Me consuela que al fin y al cabo el talento sea tuyo.
Espero de verdad que se te hayan solucionado ese par de problemas aunque oliendo el aire es muy probable que se te hayan agregado en el mismo instante una docena más.
Es la estirpe que le dicen, esa condenada al secreto de la dolorosa perversidad de la que tantas veces hemos hablado y de la que de una forma u otra hemos de sentirnos orgullosos.

Anónimo dijo...

De lo único que discrepo sobre Bolaño con Valentina, es que ella lo encontraba un cobarde.

Yo agrego: el valiente no es el que siente miedo, el valiente sí siente miedo. El que no siente miedo es el temerario y es el que actúa sin prudencia. (como cuando el Quijote cargó contra los Molinos pensando que eran gigantes. O cuando pidió que le abrieran la jaula del león para enfrentarse con él)

A mi juicio, Bolaño fue lejos, uno de los hombres más valientes del mundo.

Saludos.

PS: Hablas de él sin enterrarlo, eso se agradece.

Pablo Derrivá Luzeros dijo...

gracias mi puta favorita, de verdad gracias por el momento.

Siempre dijo...

Que sorprendente el efecto del Bolaño, potente escrito. Potente.
Siempre te digo eso ¿no?

anibal dijo...

Uuuff... me veo pequeño y feliz de sentir el placer de leer.


que tengas un exitoso 2007

alein dijo...

¿crees que nadie escoge su muerte? pero... aveces se muere como se vive.

un abrazo, lindo texto

ale

Sangrenelojo dijo...

TODO ES UN PRÉSTAMO
PERO A VECES TE COBRAN DEMASIADO INTERÉS, ÉSE ES EL PROBLEMA.

Anónimo dijo...

Dolor, Amor, Soledad
Grande Cara, la parola e tua, il dollore e mio.
baccio e un hug per voi
Colomba

Anónimo dijo...

Estimada:
Simplemente me tiembla la piel.

Siempre digo lo siguiente y a veces lo compruebo:
Las cosas cada vez valen cada vez menos por su significado, mejor hay que valorar las cosas por los efectos que producen.
Y si Bolaño provoca que derrames tan bellos relatos, Todo valió la pena

juan dijo...

...¿cuántas maneras hay de hacer el amor con un escritor? una letra que acaricia es otra forma de todo lo que en otros sólo es pasión. Y volver a leerlo es volver al instante donde una cama es poco reino para esta conquista que es el universo de dos. Bolaño in the sky with diamonds mientras London Calling...

Anónimo dijo...

que te la dan, pero te la regalan...
fue con eso que empecé a amar a serrat a los 12 años

Anónimo dijo...

Buena buena, me cuesta encontrar cosas buenas para leer.

pajarito dijo...

Me transportastes, valoncesto, fabulosos genial. Me cabe una pregunta ¿Existirías tú, si no hubieras conocido a Bolaños? O es al revés. ¿A quien le habría escrito Bolaños si tú no existieras?
Aún tengo ganas de leer "Los detectives....

Estás en la ruta...

BELMAR dijo...

Un año de "Palimpsesto"...