Del Nihilismo a la Muerte del Sueño (o al revés)

Recuerdo claramente cuando ibas caminando hasta mi casa, de una esquina a otra y me llamabas para que fuéramos a comprar al frente. Recuerdo esos años de colegio, cuando pensaba que peliar valía la pena, cuando creía que en serio las cosas importaban en algo y donde daba por sentado que estaba aportando, que en serio estaba moviendo el mundo para que algo cambiara, para que todo cambiara. Luego vinieron esos sueños extraños, en donde aparecían los laberintos, los colores, los envases de tonariles, la corbata con la L y el 1. Y ese día, ese día monstruoso donde fui encontrada por mi hermana en bicicleta tirada en una plaza a las dos de la tarde de un domingo con el jipi más flaite que pude haber encontrado. Luego la salida inminente de ese horrendo lugar y la acogido silenciosa y profunda en el CCP. Y ahí empezó de todo, y luego de eso, ya no hubo vuelta atrás, y después, el completo nihilismo. En realidad no sé cuando comenzó todo a perder absoluto sentido, en realidad nunca supe si alguna vez algo tuvo sentido. Pero no, no puedo ser así de ingrata, las cosas lo tuvieron en algún momento.Ya de eso nada queda. Leí hace poco que la vida de la gente cambia cada tres años. Leí hace poco un libro de Vila-Matas y apenas me dejó un par de frases. Leí Aira y no me dió absolutamente nada. Aún me quedo con el viejo Chinasky, aunque no puedo leerlo en la micro, la gente mira mucho y no se puede producir la autosatisfaccion en paz. Aún Miller me provoca la profunda pena del hombre solitario. Y Bolaño, Bolaño es el más grande cobarde de la historia. Aún Bolaño me remueve cada fibra y me parece el hombre más honesto de la historia. Y también me parece el hombre más triste del mundo. Aún lloro cuando lo leo. Pero lloro aún más cuando leo a tanta gente que lo intenta matar con sus escritos de referencia, siendo que él, sólo quiere de una vez por todas, descanzar en su tumba.