viernes, junio 21, 2013

M I N I M A L


Acto I: La sonrisa.

Esa vida exacta, el futuro perfecto y el enorme porvenir. Un potencial del tamaño de un rinoceronte y la sonrisa firme siempre, abierta y suave como un paracaídas.

Acto II: La deserción.

La noche entre tu orgullo, los prejuicios enrollados en tu ropa. Un cuarto con un sombrero en la pared y tu llamada telefónica al día siguiente. Y luego, la ausencia de éstas.

Acto III: El encuentro.

Otra vida, otra ropa, tu sonrisa castrante cortando la ida, anulando los vicios y creando los propios, el beso en el cuello y los labios que nunca toqué.

Acto IV: El zoológico.

El calor, un vestido rojo y mi insolente presencia en un lugar público. Tu lejanía y la chica del cabello naranja.

Acto V: Jaggermeister.

El sexo, una mano abrazando la otra, mil placeres estallando, la certeza de la vida deseada, correr el velo y la justicia de mi infidelidad. Mi cara sonriendo como una montaña rusa.

Acto VI: La despedida.

Mi Gran Crítica, un falso resentimiento, tu espalda delante de mi cara y un cielo gris amaneciendo por un ventanal. Mi desvelo, el frío de la mañana y la nota en el espejo: “Siempre te he querido, Roberto, cómo no hacerlo si llevas el nombre de mi escritor favorito”. Pero la idea principal no era esa sino otra y no lo supe hasta días más tarde.

Acto VII: La carta.

La sorpresa y mi falta de convicción. Tu espaldarazo y un beso recorriendo cada vértebra escrita. La gratitud infinita. El cielo se abre, tus dedos en mis labios. Los deseos nunca torcidos. El final comenzando algo. El mundo.



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